Durante el período de lactancia las dudas y sentimientos que sobrevienen a las madres son tan diversas, que algunas pueden llevarlas a autosabotear su deseo de amamantar durante el postparto. Ve si te parece conocida esta imagen: ¿eres de las mujeres profesionales que ha alcanzado un ritmo acelerado de actividades, y mides todo tu tiempo en microsegundos?, todo perfectamente cronometrado y agendado. Después de nacer tu bebé al pasar semanas sentada en la sala amamantando, ¿has sentido un vacío extraño y culposo, pues te repites la frase de oro del postparto: siento que no estoy haciendo nada, solo atiendo al bebé y doy teta? Si eres una de ellas, atiende a esto.
¿Por qué sucede esto?
La sociedad ha empujado a la mujer a cumplir múltiples roles y tareas, sin descanso y sin «tiempo» para atenderse personal y espiritualmente, y la ha llevado a escapar de la sensación «de no hacer nada». Esta percepción del tiempo nos abruma y se traduce en un enorme vacío, en cuanto nos despojamos de todas las actividades que nos distraen de nuestras voces internas. ¿Cuánto tiempo dedicamos a pensar en lo bueno o malo de lo que hacemos?, ¿cuánto dedicamos a orar o meditar?, ¿a hacer sólo silencio y observar nuestro alrededor? Poco realmente. Y es allí, en esas condiciones de carente visión interior, en las que aparecen la mayoría de los bebés. La etapa del postparto obliga a darle un alto a los grandes distractores cotidianos y laborales y nos invita a redirigir la mirada a la comunicación más primitiva que todo ser humano pueda experimentar: sentir, mirar y contemplar. Ésta, entre otras razones, hace que el acto de amamantar sea fuerte e inmanejable para muchas mamás. El hecho es que al estar solas en casa sintiendo y pensando que son sólo una teta ambulante, con la obligatoriedad de dejar su mundo controlado y agendado, invisibilizan la rica multidimensionalidad del acto de amamantar y desvalorizan la experiencia. La pérdida de su espacio de confort les genera un aparente vacío, -y digo aparente, pues probablemente éste ya estaba, solo que al tener más tiempo para sí, se obliga a sentir y pensar en sí misma y su bebé-. Esta forma de vivir el amamantamiento de los bebes conlleva lentamente a la declinación de la lactancia, ya que hay una urgente necesidad de escapar a la quietud y el silencio, la mujer se siente abordada para las ganas de volver de inmediato a sus distractores para sentirse bien consigo misma y callar las voces de su sentir materno.
¿Cómo liberarte de la culpa y del autosaboteo a la lactancia?
Una forma más cónsona y liberadora de vivir esa etapa, es comprender que éste puede ser un momento fabuloso para pensar, recordar, sentir y porque no, para soñar en nuevos proyectos personales. Permítete disfrutar esa experiencia, suelta el yugo que te obliga a pensar que amamantar es perder el tiempo; eso te permitirá disfrutar, la oxitocina fluirá, la leche saldrá en abundancia, tu bebé será feliz y tú recibirás grandes satisfacciones y recompensas, por el mejor trabajo que hayas realizado en tú vida. Tómalo con calma, tu rutina volverá a la vuelta de la esquina. Tú decides si conviertes el postparto en una divina época vacacional con licencia laboral paga, y con meditación incluida. Regenera tu espíritu, disfruta la lactancia y abandona los factores que puedan sabotearla. En Mamá al día encuentras una opción de atención en situaciones de dificultad en la lactancia materna personalizado, llevado a cabo por doulas y consejeras de lactancia con más de 15 años de experiencia en atención presencial y online, toda la sabiduría a tu disposición al alcance de un click. Solicita una cita gratuita para que nos conozcas. Si tienes inquietudes en tu embarazo en relación a la lactancia, también tenemos un servicio de atención prenatal de la lactancia, nuestras asesoras están dispuestas escucharte amorosamente y orientarte en esta etapa que merece ser disfrutada. Puedes seguirnos en Facebook, Instagram y twitter @mamaaldia y si te gustó el artículo, compártelo. Nos encantará leer tus preguntas y comentarios acá abajo.