Cuando llega un bebé a casa, supone múltiples cambios de percepción y de actitud de nosotros sus padres. Uno de esos, y quizás el más importante, es la creencia inadecuada acerca de cómo nos comunicamos con nuestro pequeño.

Hay algunos padres que sienten incomodidad cuando le hablan a su recién nacido por tiempo prolongado, pues hemos aprendido de data vieja, que «los bebés no entienden o no saben mucho», lo cual lleva a hacerse la pregunta existencial: ¿será que si me entiende lo que digo? Otra vertiente puede ser el hecho de que siempre esperamos que la otra persona nos diga algo, nos hable; pero los bebés no pueden comunicarse desde el idioma, lo hacen desde su corporalidad y sus sonidos particulares.

¿A cuántos de nosotros no nos ha pasado algo semejante? Para aquellos papás o mamás que experimentan esto, les traigo un dato que les ayudará a superar rápidamente esta situación. Es una actividad muy sencilla, no necesitas experiencia y les aporta innumerables beneficios a ambos: Narrarle historias a tú bebé.

Para hacerlo te recomiendo:

  • Un momento idóneo es al momento de bañarlo y vestirlo. Es una increíble oportunidad para contarle las acciones que están realizando en ese momento, por ejemplo: «estamos bañando a …, este es su champú y es para…, este es el patico de…, es de color…,», ¡de todo podemos sacar una entretenida narración!, del agua, del juguete de baño, de la tetica, contarle incluso tus historias divertidas del embarazo. Ponte creativo y creativa.
  • Cuéntale cuentos. Hay cuentos que son especializados en bebés y traen más ilustraciones que narraciones, pero no necesariamente debes leerle lo que dice la página, con tu creatividad puedes inventar nuevas historias, toma como referencia las imágenes que te muestra el cuento. En el mercado hay opciones excelentes, además en las librerías conseguirás presentaciones diseñadas con materiales especiales para bebés.
  • Aprovecha los peluches o los muñecos del móvil. Ponles un poco de animación y personalízalos con nombres e historias.

Hay una anécdota especial que recuerdo de esta práctica positiva.

A mi hija le contaba historias desde bebé, en especial con un libro de Pooh, el osito. Casi todas las noches me paseaba por cuatro cuentos, y cuando apenas pronunciaba un poco las palabras un buen día me sorprendió; de tanto contar la historia, ella había realizado una abstracción de la ilustración a la vida real. Un día caminábamos rumbo a casa de mi suegra y vimos en la calle un paragua tirado en la calle, mayor fue mi impresión, cuando la nena me refería al objeto y decía: «aagua».  Yo por supuesto, interpreté muchas cosas, sin embargo, ella insistía, y yo, no comprendía bien.

Ya tenía cierto tiempo sin leer junto a ella ese librito en particular, y por casualidad esa noche comencé a narrarle la historia como siempre lo hice, y fue revelador: » cuando de pronto, llovió mucho y Pooh tomó su paragua y se fue corriendo por el bosque…». ¡Eureka! quedé atónita ante lo que había comprendido. El paragua del cuento era muy parecido al que vimos en la calle, aunque de distinto color. Sí, definitivamente es una actividad que deja mucho y mejora el vínculo entre nosotros y nuestros hijos.

Sé que muchos se preguntan cuándo debemos comenzar, y la respuesta es que desde su nacimiento cualquier momento es bueno para comenzar.

Los beneficios de este tipo de actividades son muchos:

  • Se desarrolla el lenguaje de los bebés.
  • Se potencian las conexiones neurológicas, las cuales se generan mayormente en los dos primeros años.
  • Ayudas al bebé para que vaya creando asociaciones complejas y desarrollando su pensamiento.

Cuando tu bebé comience a hablar te sorprenderás y verás que todo este tiempo ha valido la pena. ¡A narrar historias!

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