La intimidad es parte de la sazón de la pareja, pero cuando llega una barriguita, se dan cambios.
Para muchos este tema en particular pasa a ser muy preocupante, porque con relación a las prácticas placenteras se han creado una serie de miedos, que en algunos casos causa distanciamiento sexual en las parejas.
Con el embarazo tanto en el cuerpo del hombre como en el de la mujer se dan múltiples cambios, entre los cuales se encuentran los hormonales. Las hormonas pueden hacer jugadas extremas y a veces opuestas en cada uno de nosotros, así que podemos tener casos en los que a la mujer embarazada se le aumenta la líbido de una forma exponencial y al hombre este tema no le importe del todo y a la inversa. Si así fuera, nos encontramos entonces ante un cambio de orden biológico y momentáneo, que en cualquier momento pasará.
Ahora bien, el descenso de la líbido no sólo tiene un origen biológico, pues también hay causas culturales y miedos relacionados al bebé.
Empecemos por el bebé: hay personas que piensan que un encuentro íntimo puede afectar de alguna forma el desarrollo del bebé y que incluso puede generar amenazas de aborto; sin embargo, la realidad es que no es tan cierto. El encuentro con tu pareja es simplemente un momento «placentero» que va a generar todo el bienestar posible para ambos.
¿Sabían que nuestro cuerpo segrega una hormona maravillosa llamada oxitocina, cuando hacemos cualquier actividad placentera? desde reír, comer algo que nos encante, hasta tener sexo con nuestra pareja entre otras, nos ayuda a producir oxitocina, en menor o mayor grado y la presencia de esa hormona produce satisfacción y tranquilidad. Ahora bien, algunos se preguntan qué sentirá el bebé, ¿Creemos que nuestro bebé no sentirá lo mismo? pues sí, porque él está tan ligado a mamá que cuando ella segrega cualquier hormona también se la transmite al bebé. Por lo tanto, el experimentará una sensación de relajación y tranquilidad.
Por otra parte, el bebé está metido en el útero de mamá en un saco que contiene líquido amniótico y además en la entrada del cuello del útero hay una sustancia llamada tapón mucoso, ¿qué debería decirnos esto? que ese bebé está seguro completamente allá donde está, es decir que esos chistes coloquiales que empiezan por la cabeza del bebé y su modificación gracias a la práctica sexual, -y saben a que me refiero- no tiene ninguna razón lógica. Por lo tanto, si ese tipo de miedo es el que impide que ustedes sigan disfrutando, ya pueden soltarlo y reiniciar sus encuentros.
Hay otra razón muy común, y es una «visión santificada de la mujer embarazada», la cual puede estar instaurada en alguna de las partes o en ambos; si es en ambos no hay problema, pero si es una sola de las partes, allí es donde se genera el dilema. Esta visión santificada, se refiere a ese cambio de concepto de mujer sexy a la que le podemos lanzar piropos, a mujer embarazada envuelta en un velo y que no se puede tocar. Si esto no se maneja de forma positiva puede traer muchos problemas para la relación.
Así que lo mejor en cualquiera de los casos es:
- En primer lugar, respetar tanto al hombre como a la mujer si no quiere un encuentro íntimo y entender que si ese bajón corresponde a un cambio bioquímico pronto pasará.
- Si los encuentros han disminuido por temor o por conceptos morales, entonces eso hay que conversarlo, plantearlo y llegar a un acuerdo satisfactorio para ambos, entiendan que este tema puede provocar fragilidad en la relación.
- Con relación al cuándo, el cómo y la frecuencia, no hay reglas, lo mismo que la pareja hacia antes, lo puede continuar haciendo durante el embarazo, y si pueden agregarle más creatividad, mejor para ambos.
Así que recobren la confianza y sigan disfrutando de su intimidad hasta el último día del embarazo y más.
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